Es
difícil hablar desde la esperanza, desde el bello recuerdo cuando de ausencia
se trata. Y es difícil digerir el mal trago cuando crees que una obra honesta
pierde a su mentor. Pero…
En
Buenos Aires las nubes presagian una nueva tormenta, parece que va a renovarse
el aire…pero no. El aire se vuelve un tanto turbio. El eter informa que se fue
un grande, y deja a los terráqueos un tanto huérfanos.
Hace
unas horas el flaco dejó este mundo, y lo primero que se me vino a la cabeza al
enterarme es cómo los que quedamos acá, tomamos estas distancias. Lejos del
televisor, la mediatización del caso y los posteos en Twitter, también existen
otras líneas que ocupan un lugar hasta ser caracteres. Y me inmovilizo en las
primeras sensaciones que pueden provocar este tipo de noticias. Hoy me bastó
con ver algunas expresiones de un lugar común como lo puede ser una casa de
familia. Hoy el flaco despertó ojos de sal en corrientes de agua, de gente que
lo admiró por su arte. Así de rápida fue la reacción, así de simple como es
llorar la ausencia de un familiar, de un ser cercano, de un ser querido. Esa
reacción que tiene la llegada del artista que envolvió al humano y que se
encuentra entre los que llegaron a provocar y a estremecer al público.
El
flaco se fue… y releyéndolo… este tipo siempre estuvo un paso más allá. Mas
allá de un mundo cada vez mas “freezado”. Por eso creo que un alma tan sensible
como la de ese flaco estuvo buscando durante días un lugar más seguro en donde
poder desatar esos cordones que te llevan a lo que los humanos ansiamos pero
tanto tememos: La Libertad. Una
libertad que seguramente habrá rozado con los últimos revoloteos que el aire le
permitió dar.
Flaco,
hoy perdoname pero la verdad hoy no te lloro, sí me duele tu ausencia, la ida de tu grandeza,
de tu humildad y tu "no creación" eterna pero hoy flaco… hoy no te lloro. Hoy
despegaste de esta cárcel llamada mundo y seguro…seguro llevás tu arte y tu conquista elevadora
hacia el infinito.
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